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viernes, 24 de diciembre de 2010

La Flor Lunar

Capitulo VII

(Daniel)
Mi cuerpo ardía, sea lo que me hayan hecho, termino por dejar mi cuerpo completamente agotado, y adolorido, borrosamente pude distinguir la silueta de Yue, parecía un ángel, el mismo ángel que pensé que era al verla entrar en la sala esta tarde, se inclino junto a mí, me puso un paño frío, se veía triste, intente balbucear algo para averiguar que le sucedía, pero me fue imposible.


- Solo me causas problemas –susurro.


Al oírlo un nudo se formo en mi garganta, deseaba decirle que no se preocupara por mí, que estaba bien, pero a quién engañaba, cuando el mínimo esfuerzo me producía un horrible dolor, aún me pregunto como pude evitar dar un alarido cuando el hechizo me poseyó, pero sabía que sin importar lo que me pasara no les daría en el gusto, podría ser que el orgullo fuera mi principal móvil, en realidad no tengo la menor idea, solo...no se que me paso, pero al menos conseguí darle una lección a todos los gruceen, podrían haberme convertido en su esclavo, pero eso no significaba que aceptaría sus ordenes de buen grado, lucharía por alejarme de ellos, con ese último pensamiento vague a la inconsciencia.
Un fuerte dolor en el pecho me despertó, no pude evitar gemir, me di cuenta que la causa era Yue aplicándome una sustancia verdosa.


- ¡ay!, duele, se más cuidadosa – le exigí, parecía enfadada, luego observe sus ojeras, debió despierta toda la noche cuidándome, que bruto soy- perdóname, no debí hablarte así, pero es que...esa cosa me produce mucho ardor- agregue, tratando de sonar razonable.
- Deja de quejarte, este ungüento te ayudara a sanar más deprisa –suspiro - ¿Por qué hiciste algo tan estúpido?, interrumpir el momento en que el rey se divertía con la ofrenda... fue lo más irracional que he visto...estamos hablando de un simple breenum, se iba a curar de todas formas.


Cada palabra que salía de sus labios incrementaba exponencialmente mi enojo, como se atrevía a decir algo tan cruel, tan insensible, como alguien que paso la noche cuidándome fuera capaz de hablar con tanta ligereza del sufrimiento de otro ser vivo.


- ¡¿Qué podría entender un monstruo como tú?!


Me arrepentí luego de haberlo pronunciado, no era su culpa, no es que quisiera justificarla, pero su sociedad, y sus principios si es que los tenían, eran muy diferentes a lo que yo estaba acostumbrado en mi mundo, pero aún así, me dolió escuchar esos pensamientos venir de ella, ¿sería capaz de cambiarla?, Yue despego sus labios, claramente para gritarme, pero fue todo lo contrario.


- Y si te dijera que soy mitad monstruo- susurro.
- ¿Qué?
- Me escuchaste claramente- dijo exasperada – que pasaría si te dijera que soy mitad monstruo...que por mis venas también corre sangre humana como la tuya, ¿seguirías pensando lo mismo de mí?- contesto, vi tristeza en sus ojos, como si esperara una respuesta para sus replicas.


Estaba aturdido, primero creía que se trataba de una broma, al repetirlo me convencí de que no era así, ¡como podía asimilar semejante información!, me di cuenta que había tardado mucho en darle una respuesta y ella comenzaba a retirarse del lugar.


- ¡Por supuesto que lo cambia!, pero...-grite, aún no sabía como decirle lo que pensaba al respecto sin herirla –tu te criaste entre gruceen ¿no?, lo de “monstruo” lo dije porque....-suspire, ahí vamos- ...porque que te importa tan poco el sufrimiento de alguien tan joven como Alice.
- ¿Joven?- pregunto, y en su rostro se observaba la confusión y la diversión al mismo tiempo, ¿qué era tan gracioso? –Alice tiene setenta años.
- ¡setenta años, eso...eso no es posible! – conteste alarmado, ella se río de mi reacción, cada vez que lo hacía me dejaba sin aliento.
- Recuerda que somos inmortales –dijo como si le estuviera explicando a un niño.
- Espera eso significa... ¿Cuántos años tienes?
- Diecisiete años ¿y tu señor insolente?- preguntó divertida, al parecer se percato del hilo de mis reflexiones al imaginarme sirviendo a una anciana.
- Yo tengo veintiuno...aún no puedo creer lo de Alice.
- Bueno, dejemos esa charla hasta aquí- aún la sonrisa cubría su rostro – necesitas descansar.


Siguiendo su concejo dormí profundamente. Los rayos del sol me despertaron la mañana siguiente, me tope con la sorpresa de encontrar a Yue dormida, se encontraba arrodillada cerca de mi cara, a unos pocos centímetros de mi brazo, la estudie se notaba incomoda, aquella vista me cautivo, se veía tan tranquila y en paz, sin darme cuenta me encontré acariciando uno de sus cabellos, me detuve al instante, no quería despertarla, y mucho menos que me encontrara acariciándola tiernamente, en eso sus párpados comenzaron a moverse, y cerré mis ojos simulando estar dormido, la oí estirarse y quejarse levemente, luego se acerco, mí corazón latía velozmente, no solo por el hecho de ser descubierto, sino también por su cercanía, estaba comprobando si tenía fiebre, no pude soportarlo más y abrí mis ojos, topándome con los suyos, parecía sorprendida, avergonzada por ser encontrada in fragante.


-eh…bueno-titubeo – te ves bien…quiero decir- agito su cabeza, que tierna se veía- al parecer tus heridas están mejor, ¿Te puedes levantar?


Lo intente, a pesar del dolor, logre sentarme, ella parecía aliviada, se mordió el labio, estaba nerviosa, eso me asustaba.


- Tienes razón al pensar mal de mí, lo que dije ayer fue sádico, te pido disculpas por mis palabras.


Aquello me pillo por sorpresa, jamás creí oírla decir algo así, ¡reconocía su error!, eso para ella significaba un paso muy importante.


- Acepto tus disculpas- conteste, pero al parecer no solo eso lo que le preocupaba- ¿hay algo más que me quieras decir?


Ella me miro fijamente, para luego apartar su vista, movía enérgicamente sus manos, tenía que ser un asunto grave, ¿acaso Tam estaba involucrado en su angustia?, o tal vez la infracción que cometí era la causa, cada minuto que pasaba me desesperaba más, ¿Qué era lo que la tenía así?


- Lo siento –soltó de golpe- se que fui muy egoísta al convertirte en mi breenum, solo…- observe sus ojos brillar, estaba al borde de las lágrimas -¿me perdonas?


¡Como se atrevía a pedirme perdón!, después de todo lo sucedido, de todo lo que su pueblo y ella me había hecho, cree que un simple “lo siento” lo borraría todo, jamás aceptaría sus excusas, jamás, le agarre el brazo con violencia, había recuperado algo de mi fuerza, no dejaría que huyera.


- Esta conversación aún no ha terminado- sisee.



(Yue)
Me tenía fuertemente apretado el brazo, su cara reflejaba furia, ira, pero eso no me importo yo también estaba enfadada, y aunque podría haberme soltado fácilmente de su prisión, no lo hice, ya que el simple hecho de provocarle algún daño en el intento me aterro, pero estaba dolida, después de que finalmente entendiera la magnitud de los que había hecho, él lo desperdiciaba de esa forma, fui una ingenua al creer que la respuesta sería diferente, que aceptaría de buen grado mis disculpas.
Daniel parecía arrepentido por la brusquedad de sus últimas palabras.


- Yo...
- ¡No lo digas!- le interrumpí, me aterraba escucharlo, pero le recite lo que supuse que iba a decir- No digas que de haberme conocido en otras circunstancias podríamos haber sido amigos.
- Yue…


Me levante soltando mi brazo, no quería escuchar ninguna excusa, nada que me hiciera tener esperanzas de que nuestra relación cambiase.
Me lance contra mí cama, tape mi cabeza con la almohada, deseaba olvidar todo lo sucedido, a lo lejos escuche la voz de Daniel, más detenidamente me di cuenta que gritaba, de un salto me levante, sus alaridos resonaban en toda la casa, era extraño que nadie viniera a averiguar que sucedía, lo más probable es que creyeran que estaba castigando a mi breenum, por su imprudencia.
Sabía que en algún momento debía volver, necesitaba chequear sus lesiones, pero aún no me sentía preparada; un fuerte golpe me alerto, sonó como si...un gran peso se desplomara, lo oí gemir, salí rápidamente, encontré a Daniel en el piso susurrando mi nombre.


- ¿Pero que haz hecho?- pregunte enfadada, lo vi sonrojarse, se notaba enojado por su arrebato
- Yue, yo haría lo que fuera por evitar hacerte daño, pero...-dudo un segundo, meditando de si debía o no continuar, tomo mi mano y me miro fijamente-...pero a ti no puedo mentirte, no cuando tu eres tan honesta conmigo – termino con una sonrisa –eso es lo que más me gusta de ti –pareció tan asombrado por lo último al igual que yo, a pesar de ser lo más amable que me ha dicho desde que nos conocimos tenía que sacarlo de su error.
- Solo contigo soy sincera –susurre.


Nos quedamos mirando sin decir nada; pasaron los minutos, ninguno podía apartar la vista del otro, hasta que un ruido rompió nuestra conexión, me levante, antes de marcharme observe los ojos de Daniel, y pude ver que me suplicaba que no fuera a abrir, pero eso no era posible, tal vez se trataba del rey o Roxanne ofreciendo sus servicios, cuan equivocada estaba, ya que quien me esperaba en la puerta no era otro que Tam. Lo hice pasar, espere sus descargos, pero el se limito a caminar por toda la sala, finalmente se detuvo.


- Ayer no debí dejarte sola, es normal que estés enfadada conmigo.
- Te equivocas – replique rápidamente –pensé que tu...
- Yue...-tomo mi rostro entre sus manos –Yo jamás podría pasar mucho tiempo enfado contigo, y.... ¿cómo está el enfermo?- pregunto dudoso.
Realmente le importaba su bienestar, se lo dije y en su rostro se reflejaba una mezcla de enfado y diversión.
- Esta bien, lo reconozco, no estoy muy interesado en el bienestar de tu breenum, pero –me jalo junto a él, su mano descansaba en mí cintura – aunque, me duela reconocerlo, se lo importante que es él para ti, por eso considere que al menos por respeto a ti, debía consultar por su salud.


Aquello me dejo sin palabras, no sabía que decir; mientras me debatía internamente Tam me interrumpió.


- Pero la verdadera razón por la que vine, es porque...-respiro profundamente, me estaba poniendo nerviosa –voy a luchar por ti –anuncio.
- ¿Qué quieres decir? –pregunte anonadada.
La situación se tornaba cada vez más incomoda, me preguntaba si Daniel estaría escuchando; nos fuimos acercando hasta que quedamos a solo unos centímetros del otro.
- Ambos sabemos que la relación entre Daniel y tú dista mucho a la de un sirviente con su amo, ¡no dejare que continué así! – expreso enérgicamente - ¡Tú eres mi prometida!, por eso no permitiré que un recién llegado te aparte de mi lado.
- ¿Y cómo piensas conseguirlo?
- Viniéndome a vivir aquí –sonrió maliciosamente –te presento a tu nuevo inquilino –pronuncio con una cara que no admitía replica.


Luego me beso la coronilla y se fue, y yo que creí que la situación de ayer fue incomoda, no quería ni imaginarme lo que sería tener a Daniel y a Tam bajo el mismo techo, aún no asimilaba lo que acababa de suceder.


(Daniel)
Cuando Yue regreso se notaba distraída, quise conocer la identidad del visitante que la dejo así, pero no deseaba perturbarla más.


- Con lo adolorido que estoy, aceptaría de buen grado la ayuda de Roxanne –sugerí en tono de broma, con la única intención de levantarle el animo, pero vi el horror en su rostro, supe que lo había estropeado.
- No sabes lo que dices....-contesto enfadada –ella usaría cualquier excusa con tal de conseguir algo a cambio - parecía dudar de sus siguientes palabras –jamás confíes en un gruceen o estarás en problemas.
- Entonces definitivamente estoy en problemas, porque yo confió en ti.
- ¡Pues...deja de hacerlo! – grito.
- ¿Porque? – pregunte confuso.
- Porque...-dijo irónicamente como si se riera de un chiste interno, enfocó su vista en el piso, ya más serie agrego –porque...no quiero defraudarte.
- No lo harás.
- ¡Como puedes estar tan seguro! – me miro con sus ojos negros que invitaban a perderse en ellos.
- No lo sé, solo...quiero creer que será así.
- Pues deja desilusionarte de inmediato –al parecer estaba complicada con lo que iba a decir – de ahora en adelante Tam vivirá con nosotros.


Me levante de un golpe, eso provoco una ola de dolor recorrer mi cuerpo, ¿en que estaba pensando Yue?, analizándolo mejor tal vez sería algo bueno, así tendría vigilado a Tam y evitaría que se acercara demasiado a Yue.


- No me opongo.
- ¿Pero quien te estaba pidiendo tu opinión?, solo te informaba – suspiro exasperada – ahora déjame ver el estado de tus heridas.


Delicadamente limpio cada una de mis llagas con sus suaves manos, unto esa sustancia verdosa, como siempre lo hacía, me ordeno descansar, yo como buen esclavo le hice caso.
Han pasado tres días desde la ceremonia, mi cuerpo ya se encontraba prácticamente recuperado, lo mismo sucedió con mis heridas, mi estomago gruño demandando comida, me levante y como si hubieran adivinado mis pensamientos, sobre la mesa se encontraba una bandeja con fruta junto con otras hiervas, no era un gran festín, pero cualquier cosa a morirse de hambre, me acerque lentamente, Yue se percato de mi llegada, me regalo una bella sonrisa, la cual la observaba cada vez más a menudo.


- Me alegra ver que ya puedes caminar –dijo, finalmente Yue me estaba valorando, pero creo que llegue a esa conclusión demasiado rápido, ya que ella agrego – pronto podré contar con tus servicios en la recolección.


Oír aquello hizo explotar mi pequeña burbuja interior, no quise darle más vueltas al asunto y me concentre en mi desayuno, el cual no ha variado desde mi estadía en este extraño pueblo.
Cuando estaba terminando Tam irrumpió en el lugar con bolso en sus manos, me lo arrojo con tal fuerza que perdí el equilibrio, hubiera impactado contra el suelo de no ser por Yue, sin quererlo termine en sus brazos, observe su rostro, este estaba contorsionado por la furia.


- ¿Qué crees que estas haciendo? –increpo Yue.


Tam que aún permanecía en el umbral de la puerta parecía asombrado, pero poco a poco su rostro compartió la misma expresión que el de Yue, ira, cerro la puerta, al parecer para evitar que algún incauto escuchara la discusión que estaba por venir.


- ¿Qué creo que estoy haciendo?- pregunto Tam irónicamente- realmente quieres saberlo –amenazo – pues bien te lo diré, le estaba dando una lección a tu breenum, acaso no te das cuenta que lo consientes demasiado – río – obviamente no ¿cierto? –dijo mirándonos a ambos, me percate que aún seguía en sus brazos, ella se dio cuenta de lo mismo, se aparto delicadamente, no quería que se marchara, siempre que lo hacía me invadía ese sentimiento de perdida; Tam pareció más tranquilo una vez que nos separamos, exhalando un sonoro suspiro, al menos eso pensé.
- ¡Tú eres un insignificante breenum!- me grito – jamás podrás estar a mi altura y mucho menos a la de Yue, así que deja de comportarte como un niño consentido y acepta tu realidad, no permitiré ninguna falta, porque las...
- ¡Basta! –intervino Yue –Tam por si lo haz olvidado Daniel es mío.


¿Qué significado tenía eso?, las palabras de Tam me habían tomado por sorpresa, pero esto era diferente, Yue me estaba reclamando, yo...yo no permitiría algo así, no soy un objeto del cual se puedan apropiar, soy un humano, y como tal haría valer mis derechos, pero por primera vez no me deje llevar por mi impulsos, deje que los gruceen que tenía frente a mí arreglaran sus problemas transformándome en un espectador.


- No es necesario que me lo recuerdes –respondió dolido Tam.
- Lo que quiero decir... – se aproximo a Tam, lo tomo de las manos, pero note que aún quedaba un rastro de ira en ella-...es que si alguien debe castigar a Daniel, esa seré yo – advirtió, nunca le había escuchado ese tono de voz, tan gélido y calculador a la vez, inclusive a mi me intimido, luego se aparto bruscamente de Tam, pero este la aprisiono de los hombros.
- Soy tu prometido, y tu como mi novia, no deberías cuestionarme- suspiro- cuando lo que estoy haciendo es para evitarte problemas –pronuncio.


Vi la barbilla de Yue temblar, es que tenía miedo, acaso Tam le estaba haciendo daño, me acerque con la única intención de alejarla de esa situación, pero no alcance a llevar acabo mi objetivo, por que Yue se arrojo a los brazos de Tam, el cual respondió de inmediato a ese impulso, sin antes oír un “lo siento” provenir de los labios de mi ama, en cambio yo quede paralizado, una vez que se me paso el estupor me aleje de ahí, definitivamente no me iba a quedar mirando a ese par, dejaban claro que sobraba, solo pensé en huir, sin darme cuenta me encontraba en el bosque.



(Yue)
- Soy tu prometido, y tu como mi novia, no deberías cuestionarme- suspiro- cuando lo que estoy haciendo es para evitarte problemas –pronuncio.


No supe que decir había malinterpretado cada una de sus palabras, la única explicación que poseía es que fui segada por la furia, no quise ver que Tam intentaba rescatarme de una situación que cada vez se tornaba más peligrosa; muchas veces a través de mis reflexiones llegaba a la misma conclusión “tenía que alejarme de Daniel”, pero todas mis convicciones se desvanecían en el instante en que estaba en su presencia, no se como lo conseguía.
En ese momento lo que menos quería era que mi breenum me viera en es este estado de descontrol, perdería el poco respeto que me tenía, por eso oculte mi rostro en el pecho de Tam, también por que no deseaba que él se percatara de lo especial que era para mí.


- Lo siento –susurré, dirigiéndome tanto a Tam como a Daniel.


Existen muchas razones por las cuales uno no debe ser amistoso con un breenum, y mucho menos ser amables con ellos, reglas que ignore, pero el principal recordatorio era la lección que me enseñaron mis padres. Desde pequeña siempre supe que estaban muertos, las razones nunca se me revelaron oficialmente, por eso guiada por la curiosidad ingrese a esa habitación hace nueve años atrás, aunque ahora comprendo que tal vez eso fue una acción innecesaria, ya que mientras crecía pude suponer los motivos, aprendí que los gruceen y los breenum no se mezclan, no solo por ser de clases distintas, puesto que sería humillante para todos los gruceen, el linaje tiene un papel fundamental en mi pueblo, pero más insultante fue que el recolector se uniera con una humana, de la poca información que tengo, sé que mi padre no la convirtió, no cometió mi error, eso me alegro un poco.
Era en estos momentos en donde me gustaría tenerlos conmigo, aunque lo más angustioso es saber que si yo no hubiera nacido, tal vez él seguiría aquí, ya inevitablemente mi madre la hubieran matado, pero en el instante en que existí ellos ya no fueron necesarios, quizás me esperaba el mismo destino, ser asesinada una vez que mi hijo o hija nazca, probablemente esos eran los planes del rey para mí, pero no contaba con nada para probarlo, solo suposiciones.
Me di cuenta que me encontraba rodeada por lo brazos de Tam, y que varias lágrimas corrían libremente por mis mejillas, en ese momento escuche cerrar la puerta, aquello era lo mejor, así me daría tiempo para calmarme y recuperarme.
Continuamos así no se por cuanto tiempo, hasta que finalmente Tam levanto mi barbilla, me miro fijamente mientras limpiaba mis pómulos, acerco su frente a la mía, me prometió que tomaría las medidas necesarias, no sabía si agradecerle el gesto o temerle a las acciones que realizaría, luego salió de de la casa.


(Daniel)
¿Por qué razón llegue aquí?, sin quererlo estaba en el sitio donde conocí que era exactamente la flor lunar, este lugar estaba cargado de recuerdos, por lo cual no era el sitio más adecuado para sacar a Yue de mis pensamientos, no debería haberme comportado de esa forma, salir como un cobarde, ese no era mi estilo, pero esa escena no dejaba de revolverme el estomago, lo que más me molestaba era saber que yo no podía hacer nada para evitarlo, Yue era libre de hacer lo que quisiera, además yo me marcharía pronto de todas maneras, aunque realmente era eso lo que deseaba, abandonarla en lo brazos de Tam, como lo hice hace unos minutos, tenía que dejar de pasar en eso, debo concentrarme en mi objetivo que era largarme de este pueblo lo más pronto posible.
A lo lejos distinguí una figura, se trataba de un gruceen de eso no había duda, tense mis músculos, debía estar preparado para cualquier posible ataque, estaba expectante, aguante la respiración, la cual solté de golpe, porque me di cuenta de una cabellera blanca, la que se acercaba no era otra que Yue, se notaba pensativa, algo distraía también, tanto que casi choco conmigo.


- ¿Y tú que haces aquí? – pregunto desdeñosamente.


Hace tiempo que no oía ese tono de voz, desde el momento en que nos conocimos, era como si el poco tiempo que llevábamos conociéndonos jamás hubiese ocurrido, que el respeto que percibía desde la ceremonia se esfumara, no entendía nada, ¿Por qué se estaba comportando tan fríamente conmigo?


- ¿Qué esperas para contestarme? – agrego impaciente.
- Yo…- dije nervioso, estaba tratando de encontrar alguna excusa, además que aún seguía descolocado por esa nueva actitud -…buscaba la flor lunar- conteste, pero de inmediato me percate que ella no me creyó en absoluto.
- Se te olvida que solo yo puedo encontrarla- respondió como si le estuviera explicando a un niño.
- No, pero tal vez por casualidad puedo hallarla.
- Eso es imposible –contesto rotundamente.
- ¿Quieres probar? – vi un brillo malicioso surgir en sus ojos, realmente iba a aceptar mi reto.
- Esta bien, tienes una hora para encontrarla, y te daré una pista – cerro los ojos, creo tratando de percibirla –esta a cincuenta metros a la redonda – dicho esto se acerco a una roca y se sentó.


Comencé a recorrer el sector al menos este sitio lo conocía relativamente bien, le demostraría que estaba equivocada, con es pensamiento reanude mi búsqueda.
Pasaron lo minutos, pero aún no encontraba nada, y dirigí mi vista a Yue, observe una sonrisa decorar su rostro, realmente se estaba divirtiendo, aquello me alegro, sin importar que yo fuera el motivo, comenzaba a creer que durante su infancia no tuvo mucho tiempo para entretenerse como lo estaba haciendo ahora.


- ¿Ya te rindes?- grito.
- ¿Tú que crees?- conteste.
- Definitivamente creo que no, jamás renunciarías a algo – o a alguien agregue mentalmente, sería ella la primera excepción en mi vida – pero lamento decirte que solo te quedan dos minutos.


En ese poco tiempo realice un sondeo general, ¿Dónde estaba?, en eso Yue se acerco, supe que el tiempo se había terminado, me sentí frustrado, pero ella parecía triste, era extraño, hace un momento reía felizmente y ahora…no entendía nada.


- Es algo de herencia familiar, solamente los miembros de mi familia pueden encontrarla – se volteo hacia mí, me regalo un intento de sonrisa, estaba intentando ocultar su melancolía, quería exigirle que me explicara que le pasaba, pero me abstuve, porque sea cual sea la causa, lo que menos quería era remover viejas heridas, de eso yo sabía de sobra – Estuviste muy cerca – dijo, me costo recordar de que me hablaba, me había perdido en mis pensamiento – te mostrare.


Nos dirigimos hacia un árbol, el que solo hace unos minutos recorrí, era imposible, pero luego la vi, aquella inconfundible flor, Yue la tomo entre sus manos, definitivamente ella tenía razón, puede sonara extraño, pero era como si la planta solo se mostrara a ella, yo di muchas vueltas por ahí y no la vi, estoy seguro que fui muy cuidadoso en encontrarla.
Como ya no existía ningún otro asunto que nos retuviera, nos dirigimos hacia la casa de Yue, donde nos esperaba Tam, este parecía enfadado, aquello se acrecentó cuando poso su mirada sobre mí, luego observo la flor, creo que eso lo calmo un poco, finalmente sus ojos se fijaron en Yue.


- Tenemos que hablar- dijo – a solas.


No quería irme, deseaba enterarme de lo que pasaba, que era lo tan grave que tenía a Tam perturbado, dude un poco, pero finalmente decidí marcharme, sin importar lo que fuera no era de mi incumbencia, pronto me iría de aquí, debía grabarme eso como fuego en mi mente y también en mi corazón, me dirigí a mi habitación.




(Yue)
Una vez que Daniel desapareció del lugar, me dirigí a Tam.


- ¿Qué sucede? – pregunté acariciando su rostro, estaba tenso pude sentirlo en los músculos de su cara, algo terrible le debe haber pasado.
- Yue…-suspiro, aparto su mirada, pero en cambio sujeto mi mano- vengo de la casa de mi padre, y…- se mordió el labio, estaba nervioso – se ha decidido la fecha de nuestro enlace.


Solté bruscamente su manos, eso no podía estar pasando, cuando hice el trato prometí que sería “algún día”, sin fecha, pero si se lo decía estaría en problemas, porque obviamente se daría cuenta que había jugado con él y me obligaría de otra forma, tal vez me amenazaría con hacerle daño a Daniel o incluso a Tam, a pesar de que fuera su hijo, con tal de conseguir sus objetivos sabía que no tenía límites, cualquier decisión que tomara ninguna tenía un final agradable.


- Fue tu idea – conteste, esa era la única explicación.
- No, Rhiannon lo sugirió – susurro apenado, parecía algo avergonzado.
- ¿Lo sugirió?- pregunte intrigada.
- No es lo que tu piensas –agrego rápidamente –simplemente estábamos conversando con él sobre mi futuro como gobernante, y en ese momento menciono que sería adecuado que el enlace fuese pronto…-iba a replicar, pero el me interrumpió -…el rey no es tonto, se ha percatado de tu cercanía con el breenum.
- Pero el rey solicito que fuera pronto, no dio ninguna fecha en específico.
- ¿Tan desagradable te resulta enlazarte conmigo?- preguntó tímidamente.
- Sabes que no es eso lo que me preocupa, si yo…-no podía decirlo, si lo hacía sentiría que mis temores se volverían realidad.
- Claro que se lo que te tiene así- dijo calmadamente – discúlpame fui un tonto al creer lo contrario, pero quiero que sepas que yo te protegeré, haré lo que sea para mantenerte a salvo.


Dicho esto me abrazo fuertemente, como si temiera perderme, deseaba fervientemente creer en sus palabras, pero si Tam tenía razón, entonces Daniel estaba en peligro, a pesar de que no me gustara la idea, tendría que ayudar a mi breenum a escapar.
Luego de esa charla me dirigí a mi habitación, tenía muchas cosas en que pensar, ¿Era mi deber ayudar a Daniel?, mi vida sería más fácil si simplemente dejara las cosas como están, pero no podía, mi deseo por protegerlo era más fuerte que mi lado racional, tal vez si le pidiera ayuda a Tam, juntos podríamos gestar un plan, pero de inmediato deseche esa idea, no lo podía involucrar en más problemas; me sentí desesperada, rodé sobre mi cama, percibí la incomodidad de mis alas, por aquel movimiento brusco, pero lo ignore de inmediato, porque una idea se formaba en mi mente, era peligroso, sin embargo era la única opción que tenía, con ese último pensamiento me sumergí en el mundo de los sueños.
A la mañana siguiente me levante, ya no tan optimista como la noche anterior, el peso de lo que iba hacer cayo sobre mí, pero decidí rechazar ese sentimiento de culpa que me invadía, y Daniel ayudo bastante en ese cometido, el solo verlo me hizo confirmar que lo que estaba a punto de hacer, era lo correcto, no podía abandonarlo a su suerte. De inmediato observe unas pequeñas bolsas bajo sus ojos, indudablemente se debía a la falta de sueño, recordé las palabras de Tam “Yo me ocupare de comunicarle a tu breenum que compartiremos habitación, lo mejor es que te vayas a descansar”, ahora viendo el aspecto de Daniel me preguntaba si había sido buena opción dejar a Tam encargarse se ello, pero en este momento existían cosas más importantes de que ocuparme.


- ¿Dónde está Tam? – pregunte ansiosa.
- Salió temprano, dijo que tenía unos asuntos que atender y que volvería en la tarde – contesto molesto.


Esta es mi oportunidad, ¿estaré haciendo lo correcto?, en ese momento mire a Daniel, recordé la forma en que soporto ese dolor, supe que independiente de nuestra cercanía, la cual jamás sería aceptada por algún gruceen, solo necesite recordar lo que le paso a mi padres, además el rey se desharía de todas formas de él, porque Daniel poseía el potencial para armar una revolución dentro de los breenum, tome mi decisión, haría lo que fuera para mantenerlo a salvo.
Salí de golpe de mi residencia, le ordene a Daniel que me siguiera, definitivamente el bosque era el lugar más seguro, además no sería sospechoso que mi breenum y yo nos dirigiéramos allí, siempre podíamos dar la excusa de que estábamos en busca de la flor lunar. Llegamos al lago, aquel lago que alguna vez lo quise traer, el me miraba expectante, no intuía lo que le tenía que comunicar, me voltee no deseaba que viera mi rostro mientras lo decía, a pesar de todo me sentía avergonzada, respire profundamente y comencé.


- Te ayudare a escapar – dije rápidamente, mi corazón latía ruidosamente, estaba nerviosa – existe una forma, pero debes confiar en mí.
- Ya te lo dije una vez, yo confío en ti.
Me tomo de los hombros, y en un relámpago quede mirando esos profundos ojos cafés, me perdí en ellos, acerque mi mano acaricie el contorno de su rostro, pero me aparte de inmediato de su agarre, no podía dejar que las cosas fueran más lejos.
- Yo….-titubeé, no me reponía de lo que acaba de pasar, al parecer a él también lo había tomado por sorpresa, porque movía sus manos sin cesar- yo tengo un plan para sacarte de aquí, así que escúchame atentamente -por fin tuve su atención- te enseñare a volar.
- ¿A volar? – pregunto escéptico.
- Si- afirme.
- Pero aunque consiguiera huir mi apariencia seguiría siendo la de…
- Un monstruo – complete, me sentí ofendida porque el seguía pensando así de mí-… lo sé, tengo la solución para eso, pero antes necesito que aprendas a volar.
- Esta bien, pero ¿Qué me pedirás a cambio?
- ¿A cambio?


No lo había pensado, simplemente quería ayudarlo, pero ahora que el lo preguntaba, supe que no podía desaprovechar esta oportunidad, sabía que él haría cualquier cosa por conseguir su libertad, ahora lo podría a prueba, porque existía algo que solo él me podía entregar, mi deseo más ansiado.


- A cambio quiero tu…- vi el enfado adornar sus facciones, el no pareció esperarse esa respuesta después de todo, se notaba ofendido, pero continué – me cuentes cosas sobre tú mundo.


El silencio se instauro, observe que estaba desconcertado por mi petición, pero como explicarle algo que permanecía oculto en mi corazón por tanto tiempo, y que ni Tam sospechaba.


- Te preguntaras ¿Por qué te pido algo tan insignificante? –dije, él solo se limito a asentir – Porque…- no pude evitar que los ojos se me llenara de lágrimas – mi madre fue humana, no poseo ningún recuerdo de ella, ni de mi padre, pero supongo que al menos saber como era su mundo, me ayudara a formarme una idea…es lo único…yo solo - no lo soporte más y comencé a llorar.


Daniel se acerco a mí, me abrazo mientras me murmuraba palabras de consuelo.


Espero sus comentarios, Quejas, críticas, amenazas de muerte, todas serán bien recibidas.

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